La jerarquía remite a una clasificación, y si bien sobre vinos hay varias; con y sin puntajes; la más importante siempre es la de cada consumidor.
La jerarquía remite a una clasificación, y si bien sobre vinos hay varias; con y sin puntajes; la más importante siempre es la de cada consumidor. Que sabe, pero la gran mayoría no sabe que sabe. Es decir, que el gusto personal es incuestionable, y es el que termina definiendo la escala de preferencias de cada uno. El problema empieza cuando se quiere comparar las opiniones de unos con las de otros, porque ahí es donde asoman diferencias que hacen tambalear cualquier “jerarquía”, salvo las avaladas por alguna clasificación reconocida. Para ordenar los vinos hay muchas variables, pero la más representativa es la calidad. Aunque hoy ya dejó de ser un valor agregado para pasar a ser una obligación de todo vino que sale al mercado. Es cierto que la calidad tiene muchos niveles, que parten desde el viñedo y la bodega, llegando a las góndolas reflejados en los precios. Esto implica que existe una jerarquía en cada segmento. Claro que el consumidor no necesita que le digan qué vino le debe gustar más, pero una jerarquía o clasificación que funcione como guía puede ser de gran ayuda a la hora de tener que elegir una etiqueta para lucirse en la mesa. Sobre todo, porque la oferta, en cada segmento, es muy diversa.
El Malbec hoy
El Malbec es y será el vino más importante del país, no solo por ser el vino más producido, sino por la gran diversidad que ofrece. Con 46.941 hectáreas plantadas en la Argentina, el Malbec representa el 24.9% del total destinado para elaboración en el país y el 41.5% de la superficie de uvas tintas, siendo un año más la variedad más extensamente cultivada. De este modo, refuerza su liderazgo, habiendo incrementado su superficie en un 195% desde el año 2010. En términos de distribución por provincia, nuevamente, Mendoza encabeza el ranking con mayor superficie del varietal, con el 84.4% (39.635 ha), seguida de San Juan con el 6.19% (2.905 ha), y Salta con el 3.82% (1.793 ha). Hoy, el espíritu de la industria, con foco en el Malbec, apunta hacia una vitivinicultura más sostenible, más consciente de la necesidad de preservar el entorno, generar un impacto positivo en el medio ambiente, en las sociedades y las economías.
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